Querido Comandante:
Hoy amanecimos con tu imagen en la mente, con los recuerdos de las victorias alcanzadas de tu mano. Hoy, a 94 años de tu natalicio, contamos con igual número de razones para celebrar.
Hoy vivimos un jueves diferente, con las condiciones actuales de nuestra realidad, pero eso no nos detiene a celebrar, desde nuestra posición como cubanos y fedelistas orgullosos, el haber compartido contigo este segmento de historia, el haber recibido de primera mano tus enseñanzas, tu guía, tu cariño.
Agradecemos al tiempo por la oportunidad de verte cada día en la sonriza de un niño, en el esfuerzo del campesino, en la entrega de cada trabajador, conscientes que estas metas fueron logradas bajo tu celo paternal, tu mirada futurista y conciente del sentido del momento histórico de cada paso.
Hoy, exponemos estas letras a nombre de cada revolucionario que te extraña, que siente la necesidad de recorrer a tus históricas frases con el fin de ser por siempre tu amigo, tu aliado, tu compañero de ideas, tu pupilo.
Hoy, este pueblo que te aclama, que mantiene tu ejemplo como bandera y pilar de victoria, se refleja en esta carta, con la esperanza que recibas cada merecido homenaje que te rindan desde desde el plano personal, porque sabemos que nunca te gustaron esas cosas.
Sin más, con una tristeza muy grande por tu ausencia y una gran responsabilidad de no defraudarte, nos despedimos.
HASTA SIEMPRE, COMANDANTE.
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