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Hablando de ciberseguridad parte IX

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Hablando de ciberseguridad parte IX
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Tomado de Cubadebate, por Omar Pérez Salomón

El pasado 11 de septiembre, minutos antes de comenzar la comparecencia en televisión del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez y otros funcionarios del gobierno, para explicar las medidas para enfrentar la actual coyuntura energética del país, provocada por la intensificación del bloqueo del gobierno estadounidense, la red social Twitter suspendió las cuentas de varios medios de comunicación de la isla, entre ellos Granma y Cubadebate; la de otras instituciones,  periodistas y funcionarios de varios organismos.

Si bien es cierto, que no es la primera vez que usuarios cubanos de Twitter reportan problemas para ingresar a sus cuentas y reciben mensajes que estas han sido bloqueadas, este caso lo distingue la masividad –más de 250 cuentas-  y el matiz político ideológico de este hecho de guerra cibernética.

En breve estaremos hablando con Miguel Gutiérrez Rodríguez, Director General de Informática del Ministerio de Comunicaciones, sobre algunos antecedentes que permitirán entender mejor estos actos.

Varios ejemplos demuestran que Cuba ha estado expuesta en los últimos años a las diferentes modalidades de la guerra cibernética, entendida como los conflictos, en que adquieren un rol determinante la informática y las comunicaciones. ¿Puedes mencionar algunos?

En la década de los 90 del siglo pasado se producen un gran número de estudios por institutos de investigación y “tanques pensantes” de los Estados Unidos sobre la viabilidad de llevar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) al campo de batalla; sin embargo, con el advenimiento de la administración de George W. Bush y los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, estas concepciones reciben un gran impulso al declarar el entonces Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que “Internet es el nuevo escenario de la guerra contra el terror”. Hay que destacar que para el país del norte, organizaciones terroristas y países que patrocinan el terrorismo son aquellos que no se someten a sus designios.

En la actividad ideológica es donde más acciones subversivas e injerencistas se han organizado y ejecutado contra Cuba. Muchas personas no conocen que dos días antes del ataque terrorista a las torres gemelas en New York, el 9 de septiembre de 2001, Cuba se convierte en el  primer Estado acusado de planear ataques cibernéticos contra Estados Unidos, cuando en la audiencia del Comité selecto del Senado sobre Inteligencia, que trató el tema de “la amenaza mundial”, el entonces director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Almirante Thomas R. Wilson, identificó a la Mayor de las Antillas como un posible país “ciberatacante”.

En febrero de 2006, el Departamento de Estado, encabezado por Condolezza Rice, crea el Grupo de Trabajo para la Libertad Global de la Red que debía concentrarse en monitorear especialmente a China, Irán y Cuba, y en julio del siguiente año se hace pública la decisión del presidente Bush de crear un cuarto ejército en el país, el del ciberespacio, que estaría radicado en la base de la fuerza Aérea de Barksdale en Louisiana, con la misión de mantener la ventaja competitiva de las fuerzas armadas estadounidenses en un nuevo teatro de las operaciones militares.

La Administración Obama crea la figura del Ciberzar, para lo cual designó a un funcionario del gobierno de W. Bush, Howard Schmidt, con amplia experiencia en el campo de la seguridad y las TIC, tanto en el sector privado como en las agencias de inteligencia. Las funciones de este cargo están relacionadas con la coordinación de los esfuerzos gubernamentales para mejorar la ciberseguridad nacional en el ámbito militar y civil.

También resulta significativo que el 18 de abril del 2013, a solo cuatro días de las elecciones en Venezuela, varios sitios cubanos en Internet, entre ellos, el portal Cubasí, recibieron un ataque de denegación de servicio que los afectó por varias horas.

Algunas redes cubanas se han utilizado desde el exterior para lanzar ataques cibernéticos a redes fuera de Cuba, aprovechando las vulnerabilidades que presentan, cuestión que en su momento se notificó a los países desde donde se originó el ataque, en correspondencia con los mecanismos existentes a nivel internacional.

Es conocido que el 19 de abril de 2010 se efectuó una conferencia sobre ciberdisidencia, organizada por la Fundación George W. Bush en el Southern Medhodist de la Universidad de Dallas, en Texas. ¿Qué se discutió allí?

La conferencia sobre ciberdisidencia inauguró el “Área de Enfoque sobre la Libertad Humana” del Instituto George W. Bush. El copatrocinador del evento fue Freedom House, una organización ampliamente beneficiada con el presupuesto del gobierno de los Estados Unidos para la subversión en Cuba y vinculada a escándalos de uso indebido de esos fondos.

Según los documentos del Bush Institute, la Conferencia tuvo como propósito utilizar las herramientas de Internet y de la tecnología inalámbrica para los “disidentes” afines a Washington en cuatro continentes. Evaluaron cómo contrarrestar el uso de esas mismas herramientas por los “enemigos de la libertad” en los países donde trabajan sus invitados: Cuba, Venezuela, Irán, Sudán, China y otros, e idearon un plan de acción para cumplir esos propósitos.

Creo que se impone que menciones las características de algunos proyectos subversivos que han empleado las TIC para cumplir sus propósitos, como Commotion, Zunzuneo, Piramideo, entre otros.

En el 2008 la CIA puso en práctica la operación Surf. Desenmascarada por Dalexi González Madruga, el agente Raúl de la Seguridad del Estado, esta operación consistía en la entrada de equipamientos y software para la instalación de antenas ilícitas para el acceso ilegal a Internet.

En ella intervino Robert Guerra, propietario de la empresa Privaterra, en realidad un agente de los servicios especiales de EE.UU. para la guerra cibernética, quien  contactó a Dalexi para la creación de redes ilegales de infocomunicaciones en nuestro país.

Le entregó en CD, plugs, navegadores y otros medios de lo más avanzado en software; le enseñó a entrar a sitios de la web sin acceso desde las conexiones nacionales, haciéndolo desde un servidor en el exterior y la forma de encriptar mensajes a través de aplicaciones capaces de emitir textos que en las ondas cibernéticas se transmitieran como algo similar al ruido.

Robert Guerra era el jefe del plan de agresión cibernética de Freedom House, la misma organización CIA que desde hace varias décadas encubre operaciones de inteligencia contra Cuba, con financiamiento de la USAID y por medio de la NED. Este era un plan creado por el Centro para una Cuba Libre (Center for a Free Cuba), del agente CIA Frank Calzón.

Guerra usó de la palabra como experto de Freedom House en el evento organizado por esa organización junto con el Instituto George W. Bush el 19 de abril del 2010, convocados por un tema sugerente: el Movimiento Global de Ciberdisidentes, un producto propagandístico concebido y manejado por la CIA.

Commotion fue una herramienta desarrollada en el 2011 por el Instituto de Tecnología Abierta (OTI) de la New America Foundation, un tanque pensante con sede en Washington DC, originalmente para uso militar, y que consistió en la creación de redes inalámbricas independientes en forma de “malla” para enlazarse con el exterior, fuera de cualquier control gubernamental, lo cual permite desinformar a los usuarios sobre la situación en su país y convocarlos a manifestaciones.

El Departamento de Estado estadounidense proporcionó 2.8 millones de dólares a un equipo de hackers y activistas comunitarios y conocedores de programación para desarrollar un sistema de redes que permitiera a personas afines a los intereses de Washington en diferentes partes del mundo  comunicarse sin interferencias de sus gobiernos por Internet.

La red fue probada en la ciudad de Sayada, en Túnez, a través de académicos y expertos informáticos tunecinos que participaron en el levantamiento del 2011 que derrocó al presidente Zine al-Abidin Ben Ali.

Aunque en los planes de Washington estaba su aplicación en Cuba, no se conoce su entrada en funcionamiento en nuestro país.

El proyecto ZunZuneo, red social creada secretamente por agencias del gobierno de Estados Unidos para promover el “cambio de régimen” en nuestro país, y donde presumiblemente, se realizó acciones de ciberespionaje para robar la base de datos de la telefonía celular de Cuba fue financiado por la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), su objetivo era lanzar una red de mensajería que pudiera llegar a cientos de miles de cubanos usando “contenido no controversial”: noticias de fútbol, música, parte del clima y publicidad. Cuando lograran su meta enviarían mensajes de contenido político para incitar a los cubanos a crear convocatorias en red y concentraciones masivas para desestabilizar el país.

ZunZuneo, también conocido como el “Twitter cubano” bajo la apariencia de una red social inocente, encubrió una operación secreta financiada y dirigida por la USAID, que empleó empresas de fachada constituidas en secreto y financiamiento desde bancos extranjeros a través de las nuevas tecnologías (vía teléfonos celulares y redes sociales), cuyo propósito era crear situaciones de desestabilización para provocar cambios en el ordenamiento político cubano.

En 2012 el proyecto captó más de 40.000 cubanos como suscriptores para compartir noticias e intercambiar opiniones. Esos suscriptores nunca supieron que el servicio fue creado por el gobierno de Estados Unidos, ni que había contratistas que recopilaban información privada de los usuarios con propósitos políticos.

Por último, Piramideo, similar a ZunZuneo estaba a cargo de la Oficina de Transmisiones a Cuba (OCB), a la que se supeditan Radio y TV Martí.  El mismo promovía la creación de una red de “amigos”, ofreciéndoles la posibilidad de que una persona enviara a los miembros de su “pirámide” un sms masivo por el valor de un solo mensaje. El objetivo último era contar con una plataforma para la subversión y crear una especie de “canal de comunicación” entre los grupúsculos contrarrevolucionarios.

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