El joven y líder revolucionario cubano, Julio Antonio Mella, fue asesinado hace 96 años, el 10 de enero de 1929, no sin antes dejar una huella imborrable en la historia de Cuba.
Nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén, le dedicó este poema:
Lanzó del arco tenso disparada
la roja flecha contra el viejo muro:
punta de sueño, lengua de futuro
que allí vibrando se quedó clavada.
Sobre la rota piedra penetrada
hincó de su bandera el mástil duro;
aún era noche, el cielo estaba oscuro,
pero ya el viento olía a madrugada.
Partió después con su profundo paso
y una canción que al porvenir advierte,
Mella hacia el mediodía sin ocaso.
Su derribada sangre es vino fuerte
alzad, alcemos en el rudo vaso
la sangre victoriosa de su muerte.